El cuerpo posiblemente puede sobrevivir sin alimento hasta cinco
semanas, pero no resistirá más de cinco días sin agua. Por lo tanto, es
necesario tomar por lo menos 8 a 10 vasos diarios para reemplazar la pérdida
que se presenta con el sudor y la orina. El agua es un alimento verdaderamente
extraordinario y esencial para la vida. Los alimentos y gases se transportan
por medio acuoso, los productos de desecho se expulsan del cuerpo mediante la
orina y las heces.
El agua regula nuestra temperatura, lubrica nuestras articulaciones y
contribuye de forma decisiva a dar estructura y forma al cuerpo.
Además, una correcta hidratación contribuye a mantener la piel tersa y joven,
ya que la deshidratación aguda o crónica provoca que la piel se arrugue y
resquebraje con facilidad.
A menudo una persona pierde más agua de la que toma, pero su contenido
en el cuerpo permanece relativamente estable a lo largo del tiempo y, en caso
de desequilibrio, una nueva ingesta de líquido permite ajustar rápidamente el
nivel de agua que nuestro cuerpo necesita. Con el sol y el calor
transpiramos más, luego, la pérdida de líquidos se incrementa. Si a ésto se
añade que cuanto más liquido se pierde, más disminuye la capacidad del
organismo para regular la temperatura, se entiende lo fundamental que resulta
reponer ese agua. No debemos esperar a sentir sed para tomar agua; la boca seca
ya es síntoma de deshidratación, y el instinto de beber se pierde con la
deshidratación progresiva.
Texto extraído de: http://www.yanuq.com/Articulos_Publicados/elagua.htm
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