¡La oración correcta es la vida!
“Padre nuestro que estás en los cielos” no es una reza u oración para repetir, es una consciencia.
Es acercarse no con caprichos, mas con disposición de dar razón a Él que es Padre nuestro. Es darle razón al evangelio de Jesús.
“Santificado sea tu nombre”, es entrega y confianza en Él. Es ofrenda de mi propia vida en entrega para servirlo. Dios ha elegido ser amado y servido en el próximo.
“Hágase tu voluntad en la tierra como en los cielos” es comprometerse con los temas del Cielo en la tierra, con los valores del Evangelio para la vida, ese principio solo puede cumplirse existencialmente por fe en amor y confianza.
“Perdona nuestras deudas como también perdonamos nuestros deudores”, o da lo mismo decir: Padre perdona mis pecados con la misma medida con la que decido perdonar a las personas todos los días, sin guardar rencor contra nadie. Porque de lo contrario toda oración que yo haga ni siquiera será escuchada.
“No nos dejes caer en tentación pero líbranos del mal.” ¿Cual mal? ¡El mal soy yo! El mal es lo que nace en mí. Porque de mi corazón proceden los malos designios. Líbrame de dar razón a mis caprichos egocéntricos, pensamientos enloquecidos, vanidosos…Líbrame del mal porque ningún otro diablo tiene poder de hacer más mal contra mí que yo mismo, contra mi propia vida.
Aquel que así ora no necesita otra oración que la vida, ni otra vida que la oración.
Orar, conforme Jesús, es vivir!
No hay fórmula mágica. NO se trata de muchas repeticiones de palabras conforme dijo Jesús.
Oración es cuestión de SER!
Ozeias Bitencourt
No hay comentarios:
Publicar un comentario