"Si fuera enseñar a un niño la belleza de la música
no empezaría con partituras, notas y pautas.
Juntos oiríamos las melodías más sabrosas y se lo contaría
sobre los instrumentos musicales que hacen a la música.
Entonces, encantado con la belleza de la música, él mismo me pediría
que le enseñara el misterio de las pelotitas negras escritas sobre cinco líneas.
Porque las pelotitas negras y las cinco líneas son tan solo herramientas
para la producción de la belleza musical.
La experiencia de la belleza tiene de venir antes."
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