Es común y muy normal escucharlos decir "no me gusta" a la hora de comer.
Para educar el gusto/gustar hay que ir probando.
Ayer, intencionalmente, dije en tono de sorpresa especial:
Mañana en la merienda comeremos Carita Feliz.
La expresión desencadenó la participación de algunos, como por ejemplo una de las pequeñas que ingresó al grupo este año y, por lo tanto, infirió que se trataba de hacer expresiones faciales con expresión de cara feliz.
Los que ya sabían de que se trataba se pusieron a explicarle a la compañera que en realidad la Carita Feliz eran fetas de panes decorados con arvejas, choclo, zanahoria, panchitos cocidos y requesón.
Las fotos indican como se utilizaron los elementos donde cada uno arma su Carita Feliz. Los más pequeños con la ayuda de las maestras, por supuesto.
No todos comen todo, pero lo importante a destacar es la ambientación festiva, agradable, generada a la hora de compartir los alimentos.
De tal modo que los sentidos, incluyendo el gustar, se va ampliando a las múltiples posibilidades de experimentar una pequeña experiencia (no por eso menor) de forma creativa (lo cual hace la experiencia algo grandioso).
Al equivocarse, otro comparte sus conocimientos y todos aprenden.
Tocar los elementos disponibles a la hora de "cocinar", olerlos, degustarlos, mientras los adultos expresamos vocablos descriptivos de los ingredientes acompañados de adjetivos positivos ayudan ir desarrollando en los más pequeños hábitos de gratitud, respeto por lo que se recibe.
Son pequeños gestos, actitudes que benefician la totalidad del ser.
La experiencia de comer en casa la comida que se pueda preparar aquel día, será totalmente distinta si tienes la tele apagada.
Concentrar la atención, los sentidos al sabor de lo que fue preparado y compartir esa experiencia con acciones de gracia lo cambia todo. El cuerpo necesita tiempo, tranquilidad y bienestar para procesar adecuadamente todo lo que recibe,
Caso opuesto, es como llenar un tanque de combustible. La diferencia es que no somos máquinas, sino seres humanos. Necesitamos cariño.
La comida necesita hacer parte de una cultura de cariño, respeto, cuidado, amor.
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